Add parallel Print Page Options

Cuando vi que los saltamontes se estaban comiendo hasta la hierba, le rogué a Dios:

—¡Perdona a tu pueblo, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir, si somos un pueblo tan pequeño?

Entonces Dios sintió compasión de nosotros, y dijo:

—Está bien. No voy a mandar estos saltamontes contra ustedes.

El fuego

Nuestro Dios me permitió ver el fuego con que pensaba castigarnos. Ese fuego quemaría toda la tierra, y también lo más profundo del mar.

Read full chapter